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Hasta la fecha, no existe evidencia evaluada de que pacientes con enfermedades reumáticas en tratamiento tengan más riesgo de adquirir COVID-19, o de que el virus pueda adquirir una expresión de máxima gravedad en este grupo.
Los factores de riesgo parecerían ser iguales a los de la población general. En este sentido, las principales condiciones a considerar son la edad y la presencia de enfermedades pre-existentes, tales como hipertensión, insuficiencia cardíaca, enfermedades respiratorias crónicas, diabetes, entre otras.
En el caso específico de la Artritis Reumatoidea, se recomienda que los pacientes que han logrado controlar su enfermedad con Fármacos Antirreumáticos Convencionales (hidroxicloroquina, metotrexate, lelfunomida) no interrumpan su tratamiento.
Lo mismo sucede con las personas que están recibiendo tratamientos con agentes biológicos tales como etanercept (Enbrel o Enerceptán), adalimumab (Humira), certolizumab (Cimzia), abatacept (Orencia), tocilizumab (Actemra). No deben discontinuarlos a menos que un médico especialista detecte una complicación y de una orden precisa. Es correcto el mismo proceder para pacientes con Artritis Reumatoidea en tratamiento con tofacitinib ( Xeljans), Baricitinib (Olumiant) y Upadacitinib (Rinvoq).
En aquellos casos en los que el diagnóstico se haya realizado recientemente, se debe comenzar el tratamiento indicado por el especialista. Por ejemplo, puede recurrir al Metotrexate combinado con dosis bajas de glucocorticoides, ya que no existe evidencia de perjuicio alguno en esta época de pandemia por COVID-19.
Por último, cabe mencionar que todos los pacientes con enfermedades reumáticas sistémicas (tales como Artritis Reumatoidea o Lupus Eritematoso Sistémico en tratamiento) deben tener sus respectivos calendarios de vacunación al día, con especial atención con respecto a vacuna antigripal y antineumococo.
Ante cualquier duda, deben consultar con su médico especialista tratante.
